Inicio del Año Formativo 2017 - 2018: Palabras del Rector | ||
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![]() Revdo. padre José Amable Durán Tineo: Palabras acto de apertura año formativo 2017-2018
Tengo, una vez más, la magnífica oportunidad de dirigirme a Ustedes y no puedo comenzar sin antes expresar mis más cordiales y afectuosos saludos de bienvenida a tan distinguidas personalidades que nos acompañan en este acto tan significativo para nosotros. Me complace poder saludar con afecto:
Al Excmo. Sr. Arzobispo Mons. Francisco Ozoria Acosta, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo.
A Su Excelencia Rvdma. Mons. Fausto Ramón Mejía, Obispo de la Diócesis de San Francisco de Macorís y Presidente de la Comisión Episcopal para los Seminarios Mayores
Al Excmo. Sr. Obispo Mons. Jesús María de Jesús Moya, Obispo emérito de la Diócesis de San Francisco de Macorís quien con paternal solicitud siempre dice presente en las actividades del Seminario. Gracias Monseñor.
A los demás obispos presentes…
A su E.R. Mons. Tomás Morel, Obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santiago de los Caballeros y miembro de la Comisión Episcopal para los Seminarios
Saludo a los nuevos obispos Auxiliares electos Mons. Benito Ángeles Fernández, Mons. Fausto Burgos Brisman,y Mons. Jesús Castro a quienes felicitamos por su reciente nombramiento
Al Rddo. P. Álvaro Izurrieta, Secretario de la Nunciatura, a quien agradecemos su cercanía. Saludo a mis hermanos sacerdotes diocesanos y religiosos aquí presentes, gracias por su presencia y compañía que nos confirma en la comunión y en la colegialidad. A cada uno de los docentes, muy especialmente a los que se integran este año al Claustro de profesores
A cada uno de ustedes jóvenes seminaristas en sus diferentes etapas de formación. Ustedes, como decía Pío XI “son y deben ser… el objeto principal de nuestros cuidados”[1]. De ustedes la Iglesia espera sean cada vez más “un signo personal y atractivo de Cristo en el mundo, según el camino de santidad propio del ministerio sacerdotal”[2]. En ustedes vemos a los pastores discípulos misioneros, que han de guiar a nuestra Iglesia, anunciado a tiempo y a destiempo, la alegría del Evangelio.
Ahora bien, humildemente pienso que la tarea de la formación hoy es más difícil y ardua que nunca dado los múltiples desafíos que presenta la cultura actual a todos los niveles de la convivencia humana. En el análisis que hacen nuestros obispos latinoamericanos en Aparecida y que muy bien recogen nuestros hermanos formadores de México en su Normas Básicas Para los Seminarios Mayores (NBFSM), subrayan que esta época se caracteriza por cuatro retos que merecen particular atención:
Ahora bien, teniendo en cuenta que la vocación sacerdotal es una llamada, un don especialísimo de Dios en la Iglesia y para la Iglesia, es preciso hacernos conscientes de que la ardua y delicada tarea de la formación y el discernimiento vocacional es responsabilidad de todos los miembros de la comunidad eclesial: obispos, formadores, directores espirituales, seminaristas, psicólogos, profesores, párrocos; muy especialmente a los que se les confía la tarea de acompañamiento en el apostolado, laicos comprometidos, personas consagradas y las propias familias. Por lo tanto, es indispensable superar la idea de un seminario constituido sólo por sacerdotes y seminaristas, para avanzar hacia la construcción de una verdadera comunidad formativa en comunión eclesial.
Que la Santísima Trinidad fuente y origen de toda comunión, nos ilumine, guíe y fortalezca en nuestra vocación y misión. Muchas gracias.
[1] cf. Pío XI, Enc. Ad catholici sacerdotii, 50 [2] cf. NBFSM, 3 [3] cf. DA 33-42. [4] cf. DA 60-97 |